Tabaquismo: ser consumido


Con la ayuda de personas que atraviesan la misma situación y de profesionales, el fumador puede dejar el hábito. El tabaquismo es la principal causa de muerte  prematura evitable en el mundo.


Algunas estadísticas…

Los millones de muertos por causas del tabaquismo superan las cifras de fallecimientos por guerras, catástrofes, tráfico, terrorismo, SIDA y otras drogas, siendo considerado el enemigo público número uno.

El cigarrillo es responsable (el fumador mejor dicho) de 5 millones de muertes anuales, cifra que podría duplicarse en el 2030, de no mediar acciones para contrarrestar la situación.

En la Argentina, la situación es alarmante. Actualmente fuma el 34% de la población adulta; el 23% de los adolescentes de 12 a 14 años y el 40% de los jóvenes de 15 a 18 años. Cada año mueren 40 mil argentinos debido a enfermedades directamente relacionadas con el consumo de tabaco.

El hábito de fumar es responsable del 30% de todos los cánceres, también los es del 40% de las enfermedades coronarias (fumar poca cantidad, entre 1 y 5 cigarrillos por día, incrementa en un 40% el riesgo de infarto de miocardio).

El fumar también es causa del 85% de muertes producidas por la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), de la cual padeciera el cantante argentino Sandro.

Una encuesta reciente muestra que en un 56% de los fumadores argentinos hay intención de dejar de fumar y que el 13,5% se encuentra listo para hacerlo antes de 30 días.

La tarea del profesional de la salud es la de realizar la intervención motivacional adecuada para ayudar al fumador a avanzar en su proceso madurativo de recuperación. Sin participación, la mayoría de los fumadores permanecen estáticos en el proceso adictivo.

Factores Psicológicos

Ellos son los que suelen determinar el tipo y la intensidad de la relación adictiva. Cuanto mas haya construido, mas valores o poderes le haya dado la persona a su adicción, mas le va a costar derrumbarla.

Encontramos los condicionamientos psicológicos o automatismos: al convertirse en un hábito, la persona deja de ser conciente de lo que hace y el automatismo le impele a ejercitar las mismas acciones una y otra vez, por lo que la persona se convierte en víctima de sí misma, sujeta a un incontrolable autosabotaje.

El fumar es uno de los actos que mas repite la persona a lo largo de su vida: el acto de fumar se va asociando infinidad de veces a distintos eventos y situaciones y se va atando su tabaquismo a las mismas, por lo que se convierte en un rígido patrón de comportamiento.

Asimismo, el fumar pasa a ser una herramienta de manejo de emociones y situaciones (ansiedad, aburrimiento, inadecuación social, etc) y esta manera disfuncional de responder a situaciones de estrés se transforma en el patrón habitual de respuesta, dejando de lado otras formas mas adecuadas de manejo.

Con respecto al placer de fumar, desde el punto de vista de la dependencia física, la nicotina introducida en el organismo estimula sectores del sistema nervioso vinculados al placer.

La resultante de dicha estimulación es el deseo recurrente de consumir la sustancia, lo cual se convierte en el reforzador “positivo” de esta conducta, logrando su afianzamiento.

El reforzador negativo tiene que ver con fumar para evitar los síntomas desagradables del síndrome de abstinencia (presente en el abandono de cualquier adicción) que provocaría el disminuir o eliminar el consumo de nicotina (mareos, palpitaciones, desgano, sensación de hambre, alteraciones en el sueño, dolor de cabeza, etc).

El concepto de placer asociado a fumar no se trae desde el nacimiento, no es innato, no es natural fumar. Es adquirido a través de un proceso de aprendizaje, donde los factores socioculturales tienen mucha importancia.

Muchos fumadores manifiestan disfrutar intensamente de su tabaquismo, aunque jamás se cuestionan en qué radica esa sensación.

¿Es realmente el fumar su mayor placer? Sin embargo, viven como si así lo fuera. El beneficio no está en el placer directo (recuerde cuál fue el placer que sintió con los primeros cigarrillos que fumó), sino en el valor agregado: aquello otro que espera encontrar al practicar la conducta de fumar.

La importancia de los grupos de ayuda

Dejar el hábito de fumar implica importantes pasos, principalmente el de tomar la decisión de vencerlo. Es un acto de responsabilidad y autonomía muy alentador para el proceso que sigue. También es necesario saber que el fumador en vías de dejar de serlo no está solo en esto.

Si bien es un proceso personal, el apoyo de su entorno, del equipo profesional y del grupo de ayuda son factores que previenen recaídas.

También está demostrado que la ayuda farmacológica duplica el éxito. Existen medicamentos que facilitan el proceso de dejar de fumar, teniendo que estar indicados y supervisados por el médico integrante del equipo profesional.

Las estrategias psicosociales están destinadas a que las personas que fuman reconozcan su adicción, modifiquen pautas de comportamiento y desarrollen estrategias para la resolución de problemas que permitan poner en marcha un cambio significativo en el estilo de vida.

El tratamiento en un grupo de apoyo, conformado por personas que han decidido buscar ayuda para dejar de fumar y coordinado por un psicólogo y un médico, consiste en empezar a pensar sobre esta conducta que la persona viene ejerciendo automática y compulsivamente, atándose a distintos eventos y situaciones.

Identificar y registrar esas ataduras y valorar su importancia, cuestionar  cuánto hay de realidad y fantasía en el placer que genera el tabaquismo, conocer los motivos por los que se comenzó y continúa fumando, revelando aquel o aquellos que hoy lo llevaron a esta situación, son los objetivos que se persiguen.

También evaluar su estilo de vida hasta el momento y grado de autonomía en las decisiones y actos de vida diarios, aprendiendo a desarrollar estrategias de afrontamiento mas saludables, que favorezcan una adaptación funcional y madura a los aconteceres de la vida.

Progresivamente el fumar deja de tener la propiedad de ser la “sal de la vida” que había adquirido, lo que enfrenta a la persona a una vivencia y sentimiento de pérdida y duelo, pero no imposible de soportar y superar.

Cuando una persona abandona el consumo de tabaco se desintoxica, recobra la sensación general de bienestar y de mayor energía y pasa a tener mas lucidez diaria y concentración.

También recupera sentidos como el olfato y el gusto y se revierten muchos procesos mencionados, con lo cual aumenta su autoestima.

A partir de cortar con una acción concreta, se entra en una etapa de mayor autoconocimiento y crecimiento personal, fortaleciéndose para encarar y decidir nuevas acciones en su futuro