Terapia Grupal

El hombre es un ser social que actúa y crece en grupos (familiar, social, laboral) por lo que los tratamientos en forma grupal son muy eficaces, tal como lo conciben las nuevas ciencias del comportamiento entre las cuales destacan el análisis transaccional, la gestalt, la terapia cognitiva-comportamental, la logoterapia, el piscodráma, etc.

El concepto de salud de este abordaje postula el modelo de aprendizaje, que implica que así como aprendemos a estar mal podemos re-aprender nuevas maneras de estar bien.

La psicoterapia de grupo es un programa de cambio positivo, dirigido al incremento de la calidad de vida. 

Este cambio, se manifiesta en la forma de pensar, sentir y actuar y el éxito de los roles de pareja, familia, trabajo, estudio y tiempo libre. Esta modalidad ofrece un contexto ideal para ensayar y fortalecer los valores y sus consecuentes comportamientos. Los cambios, a veces rápidos y potentes, necesitan de una verificación en lo social, para no destruir el equilibrio con quienes nos rodean.

Una buena comunicación con ellos es perentoria, para que todo el sistema social adquiera un nuevo y mas elevado nivel de intercambios.

La figura del terapeuta se comparte con los compañeros y valora el aporte de cada uno. El grupo brinda “protección” (contamos con alguien cuando lo necesitamos), da “permisos” (para crecer y hacer cosas nuevas), nos “potencia” (transmite energía, fuerza y empuje), nos “premia” (estimula) y ofrece “paciencia” (dentro del respeto por el tiempo y limitación personal).

Finalmente, el grupo nos permite expresar libremente nuestras emociones auténticas, favoreciendo un “entrenamiento” para una vida social mas plena.

Ventajas:

-Contar con un grupo de pertenencia donde se recibe protección y afecto.

-Tener mas modelos para imitar y aprender, gracias a la diversidad de edades y a los dos sexos.

-Favorece el final de terapia, la dependencia al profesional, se aprende a compartir la figura del terapeuta con los compañeros, y valorar el aporte de cada uno de éstos, así como a aportar a ellos.

-Permite prácticas y ensayos para actuar en situaciones sociales muy variadas: asertividad, establecer 
contacto visual, cara a cara, proteger y ser protegido, aceptar límites y ponerlos, exigir su tiempo para hablar, respetar el tiempo de los demás, superar la timidez que impide nuevos contactos sociales, etc.

-Entrenamiento en el intercambio de estímulos sociales positivos y “carga las baterías”.

-Hablar y ser visto y oído por varias personas, superando fobias a hablar en público, mostrarse, moverse.

-Compartir experiencias, enriqueciéndose mediante los episodios que los demás cuentan, compartiendo sus propias vivencias.

-Aumentar la capacidad de resolver problemas, al participar en los ajenos, que pueden ser similares o distintos a los nuestros. Así ampliamos también nuestro marco de referencia.

-Posibilidad de revivir la situación familiar de la infancia y mejorarla.

-Apoyo social para adquirir valores y normas éticas: el afecto, la salud, el interés por el bienestar ajeno sin descuidar el propio, el cuidado del ambiente, el justo valor del dinero entre otros.

-Se refuerza la consideración de las consecuencias de nuestras conductas, tanto a corto plazo como a largo plazo, tendiente a vivir un presente responsable.

-Aprender a hacer nuevos amigos, dentro y fuera del grupo.

-Descubrir qué produce mi persona y conducta en los demás.

“A los hijos no hay que darles consejos sino ejemplos” San Francisco de Asís.

Y es con ejemplos que educamos, de ahí la importancia de mirar nuestro interior, conocer y obrar sobre nuestra herencia física, mental y espiritual para lograr que nuestra vida sea el mejor legado.