Disfonía
Etiología: trastorno de la emisión vocal por funcionamiento laríngeo perturbado, con unión anormal de las cuerdas vocales. El tono de voz sufre variaciones hacia una tonalidad aguda o grave; además puede estar alterado el timbre y la intensidad de la voz (ronquera, voz apagada).
Durante la pubertad se puede observar este fenómeno. Las causas orgánicas son:
-inflamación: disminuye la movilidad de las cuerdas vocales.
-endocrinas: los desequilibrios hormonales modifican el funcionamiento laríngeo.
-neurológicas: parálisis.
Las causas funcionales no provienen de una lesión orgánica, sino de la forma en que el sujeto utiliza el aparato vocal:
-esfuerzo vocal brusco: gritos.
-control auditivo defectuoso.
-contexto emocional.
-mimetismo: deseo de identificación.
Mala sincronización de la respiración y del movimiento de las cuerdas vocales.
Detección: se detectará en el ámbito escolar solo si se trata de una disfonía crónica que dificulta la tarea verbal o las clases especiales de música o canto.
Diagnóstico y tratamiento: el diagnóstico es específicamente clínico. Se realizará la consulta a pediatría o a otorrinología.
Etimología: se entiende por dislalia los defectos o dificultades en la pronunciación de tipo fisiológico y sin compromiso orgánico.
Estas anomalías se sitúan en la realización motriz del lenguaje, como el rotacismo (R) y el sigmatismo interdental (ceseo).
Hay dos tipos de dislalias:
-motrices: el niño escucha bien el sonido pero no llega a reproducirlo.
-sensoriales: en las que falta la discriminación auditiva.
Detección: el trato individualizado con cada niño permitirá al docente conocer las cualidades del lenguaje de cada uno y detectar si aparece en reiteradas ocasiones una dislalia. Es decir, que los errores deben producirse, por lo general en las mismas letras o sílabas.
A veces la detección se lleva a cabo en la corrección escrita como una falsa disgrafía, ya que el niño escribe como pronuncia. Estos casos son los menos, ya que, por lo común, el niño habla mal y escribe bien.
Diagnóstico y tratamiento: el campo de diagnóstico de esta dificultad implica reconocer al niño con dislalia por la gama de anomalías y la frecuencia de las mismas.
A través del diálogo o la lectura, el maestro podrá realizar un informe detallando los errores que detecta. El diagnóstico diferencial corresponde al campo fonoaudiológico y es importante detectar estos casos en el preescolar, antes del inicio de la lecto-escritura.
Tratamiento: la reeducación consiste en desacondicionar al niño del acostumbramiento a la mala pronunciación, y en instaurar la articulación adecuadamente. Esto se debe realizar en forma individualizada en terapia.
En los primeros grados, se han detectado varios casos de dislalia, se puede realizar una ejercitación diaria de vocalización, supervisada por un especialista.
Si a causa de la dislalia se desarrolla una disgrafía, se debe realizar el tratamiento correspondiente.