La palabra “autismo” ha estado en las noticias bastante
últimamente. El Congreso ha sostenido audiencias sobre
el tema y algunos de sus miembros han formado su
propio comité especial sobre el autismo. Las noticias en
la televisión y en los periódicos han sacado programas y
publicado historias especiales sobre el autismo. Hasta
programas populares de la televisión, como “ER” y “West
Wing”, han incorporado al autismo en alguno de sus
libretos.
Pero, ¿qué es el autismo?
Los investigadores en el Instituto Nacional de Salud
Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) en USA, que forma parte de
los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), están tratando
de comprender el autismo: qué es, qué lo causa, cómo
diagnosticarlo, cómo tratarlo. Todos estos tópicos
proveen un enfoque para las investigaciones del NICHD.
El autismo es muy complejo. No hay dos personas con autismo que
sean exactamente iguales. Tampoco hay dos personas
con autismo que respondan al tratamiento de la misma
manera. Por lo tanto, las investigaciones sobre el
autismo también son muy complejas.
Algunas personas han comparado la solución del
misterio del autismo con pelar una cebolla, es decir, se
revelan nuevos conocimientos una capa a la vez.
Los conocimientos sobre el autismo están cambiando
continuamente, a la vez que las investigaciones van
“pelando” más y más capas de esta enfermedad tan
desconcertante. Este documento explica lo que hasta
ahora los investigadores del NICHD que estudian el
autismo han hallado en sus intentos de comprender a
esta enfermedad.
¿Qué es el autismo?
El autismo es un trastorno biológico complejo
del desarrollo que en general dura toda la
vida. Se denomina una discapacidad del
desarrollo porque comienza antes de los tres
años de edad, durante el período de
desarrollo, y causa retrasos o problemas con
muchas de las diferentes formas en que la
persona se desarrolla o crece.
En muchos casos, el autismo causa
problemas con:
- la comunicación, tanto verbal (hablada)
como no-verbal (no hablada)
- las interacciones sociales con otras
personas, tanto físicas (como abrazarse o
agarrarse) y verbales (como mantener una
conversación).
-las rutinas o comportamientos repetitivos,
como repetir palabras o acciones una y otra
vez, seguir sus rutinas o el horario para sus
actividades de manera obsesiva, o tener
maneras muy específicas para arreglar sus
pertenencias.
Los síntomas del desorden desconectan a las
personas con autismo del mundo que los
rodea. Es posible que los niños con autismo
no quieran que sus madres los sujeten. Es
posible que los adultos con autismo no miren
a los demás a los ojos. Algunas personas con
autismo nunca aprenden a hablar. Estos
comportamientos no sólo les hace la vida
difícil a los individuos con autismo sino que
también le dificultan la vida a sus familias, a
los profesionales de la salud que los cuidan, a
sus profesores y a cualquiera que llegue a
tener contacto con ellos.
¿Por qué algunas personas
desarrollan el autismo?
El autismo no es una enfermedad que uno
puede “agarrar” o “pescar” de la misma
manera que a uno le da una gripe o un
resfriado. Más bien, los científicos piensan
que el autismo tiene sus comienzos antes de
que la persona nazca. Nadie sabe la causa o
causas exactas del autismo, pero los
científicos tienen algunas teorías.
Algunos de los investigadores en la Red de la
Neurobiología y Genética del Autismo: Los
Programas de Excelencia en Autismo (CPEA),
una red mundial de investigación,
co-auspiciada por el NICHD y el Instituto
Nacional sobre la Sordera y Otros Trastornos
de la Comunicación (NIDCD), están
concentrando sus esfuerzos en las posibles
causas genéticas del autismo. En el 2000, los
científicos de la Red CPEA dieron a conocer
los resultados de dos estudios donde se
encontró que los genes estaban involucrados
en el autismo.
Los investigadores de la Red CPEA
y otros científicos financiados por los NIH
publicaron informes adicionales en el 2001,
como parte de un consorcio internacional
sobre investigación genética. Los resultados
encaminaron a los investigadores a creer que
algunos individuos pueden tener un error en
sus genes que los hace más susceptibles a
desarrollar el autismo. La Red CPEA y otros
investigadores respaldados por el NICHD
también están examinando otros elementos
aparte de la genética que puedan estar
involucrados en el autismo, incluyendo
factores neurológicos, infecciosos,
metabólicos, inmunológicos y ambientales.
¿Cuántas personas tienen el
autismo?
Actualmente, no se conoce el número exacto
de casos de autismo, pero se estima que hay
entre un caso de autismo en 500 a uno en
1.000 diagnosticados anualmente en los
Estados Unidos.
Los estudios iniciales realizados en la década
de los sesenta indican que hay entre cuatro y
cinco casos de autismo por cada 10.000
personas, por lo que se pensaba que el
autismo era una condición rara. Sin embargo,
aumentos dramáticos en el número de
trastornos autistas en los Estados Unidos y
mundialmente claramente demuestran que el
autismo no es raro.
Hay que tomar en cuenta que los cambios en
la manera de diagnosticar al autismo, en lo
que se considera autismo, y en cómo se
reportan los casos de autismo, pueden
justificar parte del aumento en el número de
casos reportados.
Generalmente, ¿a quién le da
el autismo?
Actualmente las cifras muestran que el
autismo ocurre en todos los grupos raciales,
étnicos y sociales. Estas estadísticas
también demuestran que los varones tienen
de tres a cuatro veces más probabilidad de
ser afectados por el autismo que las niñas.
Además, si una familia tiene un hijo con
autismo, existe un 5 a 10 por ciento de
posibilidad de que la familia tenga otro hijo
con autismo. Por lo contrario, si una familia
no tiene un hijo con autismo solamente hay
un 0,1 a 0,2 por ciento de posibilidad de que
la familia tenga un niño con autismo.
Usualmente ¿cuándo
muestran las personas
señales del autismo?
En la mayoría de los casos, se miden los
síntomas del autismo utilizando ciertas
herramientas para detección a los 18 meses
de nacido. Sin embargo, los padres y
expertos en tratamientos autistas
normalmente pueden detectar los síntomas
antes de este tiempo. En general, un
diagnóstico formal de autismo puede
realizarse cuando un niño tiene 2 años, pero
generalmente se hace cuando un niño tiene
entre dos y tres años, cuando demuestra una
demora notable en el desarrollo de sus
habilidades del lenguaje.
Estudios recientes muestran que, según
informan los padres, por lo menos el 20 por
ciento de los niños con autismo experimentan
una “regresión”. Esto significa que los niños
tenían un desarrollo casi normal pero luego
sufrieron una disminución en sus habilidades
sociales o de comunicación. Sin embargo,
hasta la fecha, hay poca información sobre
este tipo de regresión, como a qué edad
comienza, la severidad de la misma, y si es
provocada, qué es lo que la induce. Los
investigadores del NICHD están examinando
una variedad de posibles causas tanto para el
autismo que comienza temprano como para
el regresivo.
¿Hay alguna conexión entre
el autismo y las vacunas?
Hasta la fecha no hay evidencia científica
concluyente que cualquier parte de una
vacuna o cualquier combinación de vacunas
cause el autismo. Tampoco hay prueba que
ninguno de los ingredientes que se utiliza
para hacer o preservar las vacunas
desempeña un papel en provocar el autismo.
¿Tienen todas las personas
con autismo los mismos
síntomas?
El autismo es un trastorno complejo que afecta
a cada persona en diferente manera. Ya que
las personas con autismo tienen muchas
similitudes y muchas diferencias entre sí, los
médicos ahora consideran al autismo como un
trastorno de “espectro”, es decir, en vez de ser
solamente una condición, el autismo es un
grupo de condiciones con una gama de
características similares. Los doctores utilizan
el término “trastornos del espectro autista (o
ASD, por sus siglas en inglés) para describir a
personas con síntomas leves, severos o con
síntomas que se encuentran entre los dos
extremos.
¿Qué condiciones están
incluidas en la categoría de
trastornos del espectro
autista?
En la actualidad, los trastornos del espectro
autista incluyen:
-El trastorno autista (a veces denominado
autismo “clásico”)
- El síndrome de Asperger
- El trastorno desintegrativo de la infancia
-El síndrome de Rett
- El trastorno generalizado de desarrollo no
especificado (PDDNOS) o autismo atípico
En 1999, los investigadores auspiciados por
el NICHD identificaron el gen responsable por
el síndrome de Rett, una de las condiciones
incluidas en la categoría de los trastornos del
espectro autista. El síndrome de Rett ocurre
solamente en las niñas y hace que
desarrollen síntomas parecidos al autismo
después de un desarrollo aparentemente
normal. Este descubrimiento puede llevar a
una mejor detección, prevención y tratamiento
del síndrome de Rett.
Los avances en la detección, prevención y
tratamiento del síndrome de Rett pueden abrir
caminos que ayuden a entender y tratar los
trastornos del espectro autista, incluyendo
aquellos aspectos de los trastornos que
pueden involucrar la regresión.
¿Hay algunos
comportamientos que
señalan la necesidad de que
un médico evalúe a un niño
para el autismo?
Un médico definitiva e inmediatamente
deberá evaluar a un niño para ver si tiene
autismo, si:
-No balbucea o canturrea a los 12 meses
de nacido
- No hace gestos (señala, saluda, agarra,
etc.) a los 12 meses de nacido
-No dice ni una sola palabra a los 16 meses
de nacido
-No dice frases de dos palabras por sí solo
(en vez de solamente repetir lo que alguien
le dice) a los 24 meses de nacido
- Sufre cualquier pérdida de cualquier
habilidad del lenguaje o social a cualquier
edad
Los indicadores incluyen, si el niño:
• No responde a su nombre.
• No puede explicar lo que quiere.
• Tiene retraso en las habilidades del lenguaje o en el
habla.
• No sigue instrucciones.
• A veces parece sordo.
• Parece escuchar algunas veces, pero otras no.
• No señala o no sabe decir adiós con la mano.
• Sabía decir algunas palabras o balbuceaba pero
ahora no lo hace.
• Tiene pataletas intensas o violentas.
• Tiene patrones raros de movimiento.
• Es hiperactivo, poco cooperativo o da mucha
oposición.
• No sabe cómo entretenerse con juguetes.
• No devuelve las sonrisas.
• Tiene dificultad en hacer contacto visual.
• Se queda “trabado” en ciertas cosas, realizándolas
una y otra vez, sin poder continuar a otras tareas.
• Parece que prefiere jugar solo.
• Trae cosas sólo para él.
• Es muy independiente para su edad.
• Hace cosas “primero” que otros niños.
• Parece estar en su “propio mundo”.
• Parece que se desconecta de los demás.
• No está interesado en otros niños.
• Camina en la punta de los pies.
• Muestra un apego exagerado a juguetes, objetos u
horarios (por ejemplo, siempre está sujetando una
cuerda o se tiene que poner las medias antes que los
pantalones).
• Pasa mucho tiempo alineando cosas o poniéndolas
en cierto orden.
¿Hay alguna cura para el
autismo?
Hasta la fecha, no existe una cura para el
autismo. Sin embargo, hay un número de
tratamientos que pueden ayudar a las personas
con autismo y a sus familias a llevar vidas más
normales.
Las intervenciones intensas individualizadas,
que comienzan lo más temprano posible, dan
a las personas con autismo la mejor
oportunidad de progresar. Los médicos
sugieren que se comiencen estos
tratamientos antes de que el niño cumpla los
2H o 3 años para obtener los mejores
resultados y los de más larga duración. En
algunos casos, el tratamiento puede ayudar a
las personas con autismo a funcionar a
niveles normales o casi normales.
¿Cuáles son los tratamientos
para el autismo?
Muchas familias de niños y adultos con
autismo están encontrando nuevas
esperanzas en una variedad de tratamientos
para el autismo. La lista a continuación no
incluye todos los posibles tratamientos para
el autismo. Si usted tiene una pregunta
sobre los tratamientos, debe hablar con un
profesional de la salud especializado en el
cuidado de personas con autismo. Algunos
tratamientos incluyen:
Los Programas Educativos
Individualizados (IEP, por sus siglas en
inglés) son una manera efectiva de
prevenir problemas de comportamiento
típicamente asociados con el autismo. Los
IEP involucran una variedad de
intervenciones, incluyendo algunas de las
mencionadas a continuación, y están
diseñados para ayudar al niño o adulto con
autismo a sobreponerse a sus problemas
específicos. Los niños con autismo
parecen responder muy bien a los IEP que
han sido diseñados adecuadamente y
puestos en práctica sistemáticamente.
Los Programas Integrales de
Tratamiento comprenden un número de
diferentes teorías sobre el tratamiento del
autismo. Estos programas abarcan desde
métodos específicos de aprendizaje al
análisis de la conducta aplicada, hasta
lograr ciertas metas de desarrollo. En
general, los niños necesitan estar en este
tipo de programa de unas 15 a 40 horas
semanales, por dos o más años, para
cambiar su conducta y evitar problemas.
El Análisis de Conducta Aplicada (ABA,
por sus siglas en inglés) generalmente se
concentra en disminuir comportamientos
problemáticos específicos y enseñar nuevas
habilidades. Recientemente los programas
ABA han ampliado su alcance para incluir lo
que se debe hacer antes o entre incidentes
de conducta problemática, además de lo
que se debe hacer durante o después de
estos episodios. Cuando se le enseña a los
niños o adultos con autismo a manejar
situaciones como un cambio en el horario,
muebles que se han movido de lugar o
familiarizarse con personas nuevas, el ABA
desactiva estas situaciones para que no
provoquen la conducta problemática.
Las Intervenciones y Apoyo a la
Conducta Positiva (PBS, por sus siglas
en inglés) constituyen un enfoque que trata
de aumentar los comportamientos positivos,
disminuir la conducta problemática, y mejorar
el estilo de vida de la persona con autismo.
El método PBS mira a las interacciones
entre las personas con autismo, su medio
ambiente, su comportamiento y sus
procesos de aprendizaje para desarrollar
el mejor estilo de vida para ellos.
Los medicamentos también pueden ser
efectivos para mejorar el comportamiento o
las habilidades de una persona con
autismo. En general, estos medicamentos
se llaman “psicoactivos” porque las drogas
afectan al cerebro de la persona con
autismo. A menudo se utiliza el
medicamento para tratar una conducta
específica, como para reducir el comportamiento
de hacerse daño a sí mismo, lo que le permitiría a
la persona con autismo concentrarse en otras cosas,
como el aprendizaje.