Fobia al dentista


Aproximadamente en la década de los 70 llega a la Argentina proveniente de los EEUU el nuevo paradigma de la prevención en salud bucal.

A partir de 1979 se implementaron nuevos planes de estudios en nuestras facultades en los que se incluye la nueva concepción preventiva. Se aúnan criterios sobre higiene bucal y se imparten con gran fuerza a toda la población. Se establece el diagnóstico precoz en la práctica de los profesionales. Mas tarde los cambios económicos mundiales logran que empresas multinacionales provean de una amplia gama de productos para la higiene bucal, los cuales disponemos en el mercado así como en campañas de prevención de gran alcance.

A pesar de este panorama tan alentador, las estadísticas sobre enfermedad bucal son alarmantes. Como la Carie es una enfermedad multifactorial, son varios los ítems que debemos analizar: culturales, económicos, nutricionales, biológicos, etc.

En esta ocasión abordaremos el aspecto psicológico y dentro del mismo el temor al dentista.

Descripción: este miedo puede surgir ni bien se hace conciente la necesidad de visitar a un dentista. Otras veces aparece cuando se acerca el día de la consulta. Este mismo día pueden presentarse somatizaciones como enfermedades, descomposturas, etc.

Algunos pacientes relatan un verdadero ataque de pánico que imposibilita trasladarse hasta el consultorio.

Surgen conflictos internos: por un lado querer ir para solucionar un problema y por otro lado experimentar miedo a la persona del dentista, a lo que me va a hacer o ambos temores.

Si debo consultar a un nuevo odontólogo surge el miedo a alguien desconocido.

Si ya es un odontólogo conocido y alguien al que aprecio, los sentimientos se tornan confusos entre el afecto, la gratitud y el odio, la ira, la bronca.

Se piensa que el dentista tiene un poder sobre nuestra persona y se vive un sentimiento de impotencia.

Encarar el miedo desde este lugar lleva directamente a la solución.

El primer paso es saber: que toda esta descripción sobre el temor al dentista provienen de muchas falsas creencias reforzadas socialmente día tras día.

Pero hoy podría surgir una nueva creencia si queremos que así sea:

1-El dentista es una persona que adquiere conocimientos para el cuidado y la defensa de la salud bucal.

2-Desarrolla habilidades manuales de alta complejidad para curar sin dañarme.

3-El dentista es un humanista, quiere servir al hombre ayudándolo en salud bucal.

4-El dentista es una persona que busca el bien, es una persona confiable.

Para vencer este flagelo social que es el terror al dentista en general a veces depositado en la persona del dentista, debemos realizar un simple cambio de actitud. La próxima vez que deba consultar a un dentista no vaya para que “me saque, me corte, me talle, me coloque”, sino que intente entablar un nuevo vínculo que implique diálogo, respeto mutuo, discernimiento, comprensión y la posibilidad de decidir un plan de trabajo donde ambos, dentista y paciente se comprometan en el restablecimiento, conservación y defensa de la salud bucal.

Debemos saber que la salud bucal no es algo aislado como se lo considera hoy día por sus particulares características, sino que acceder a ella nos proporciona un aumento de nuestra salud integral, algo que todos deseamos gozar.