Dejemos atrás lo superficial

¿Por qué nos aferramos tan desesperadamente a esta falsa y siempre cambiante realidad, a cosas que son momentáneas, a cosas que son tan efímeras que no nos permiten proyectarnos a un futuro mejor? ¿Por qué nuestro deseo de gratificación instantánea, confort y riqueza monetaria es tan fuerte que estamos dispuestos a gastar toda nuestra energía, nuestra vida, para algo tan poco profundo y temporal?

La respuesta será siempre la misma: debido al apego y a los deseos, debido a la idea de sentirse separado, debido a la identificación con el ego, la idea de querer ser especial, diferente, mejor que todos los demás.


El ego es esclavo de aquello que los demás intencionadamente le dicen qué vestir, qué comer, qué teléfono usar, qué creer, qué pensar, qué decir, a quién votar, etc. 


Pensemos en la edad media, las instituciones religiosas encarnaban este papel. Actualmente desplazadas por los medios de comunicación que obedecen al mercado. Este vivir en la realidad de otro es señalado (paradojicamente) por hollywood en el film "matrix", pero pensado por sociólogos, antropólogos, psicólogos y filósofos desde tiempo atrás.

Imaginemos que el ego está representado por un pequeño punto de espuma en el borde de la cresta de una ola.

Ahora bien, ese pequeño trozo de espuma continúa imaginando y expresando que no es en absoluto parte del océano, que es especial, que está desconectado y separado del resto. Esto, claro está, es ridículo, pero eso es exactamente la presión que nuestros egos constantemente ejercen sobre la conciencia.

 El ego desaparecerá sólo cuando nosotros (conscientemente, a través del conocimiento personal) nos demos cuenta que la ola y la espuma son la misma cosa, y que el océano es la base real de todo.

Cada uno de nosotros nace con ego y cada uno morirá en el ego. Corremos de aquí para allá, damos y quitamos, ganamos dinero y lo gastamos, decimos la verdad o vivimos en la mentira, pero siempre en el ego. Inclusive la idea de cielo e infierno, y todos los otros niveles de conciencia, no están libres del ego porque todos representan al mismo ego que lo piensa, es solo proyección del ego. Por eso debemos trabajar para terminar con esta falsa idea de separación. Solamente entonces seremos realmente libres. Todo esta relacionado, vinculado. Pero nuestra frenética carrera por la vida no nos permite verlo.

El apego es la raíz de la decepción y el deseo la causa de la confusión. El enojo aflora por el deseo frustrado y el miedo no es ni más ni menos que una imaginación descontrolada. No tienes más que redimensionar tu mente, frena tus pensamientos, que no se desboquen, convirtiéndose en algún futuro incierto o algún pasado incambiable.

Frena el deseo. Vive cada momento. Sé aquí mismo, ahora mismo. Sé conciencia. Conócete a ti mismo mas allá del cuerpo, la mente y los sentidos. 




Texto orignial de C.M. Domínguez y editado para esta publicación