La capacidad de hablar y el uso del lenguaje articulado es el rasgo mas característico de los seres humanos y lo que les diferencia de los animales. El lenguaje constituye un elemento esencial para el pensamiento y le da infinitas posibilidades.
Resulta indispensable para referirse a lo pasado o al futuro, para considerar hipótesis o situaciones condicionales, pero además sin él, la comunicación sería extremadamente limitada y trabajosa.
La capacidad humana del lenguaje nos remite al universo simbólico del hombre. Según E. Cassirer nuestra construcción de la realidad se basa en la disponibilidad de una vasta colección de concepciones mentales o formas simbólicas. Para este autor los símbolos son el funcionamiento del pensamiento, son formas vitales de actividad y los únicos medios de que disponemos para “hacer” la realidad y sintetizar el mundo.
Es imposible concebir a la actividad de simbolizar como algo separado de la imaginación y la creatividad humana, “el hombre vive en un universo simbólico”.
“El hombre, en cierto sentido está constantemente dialogando consigo mismo, se ha envuelto a tal punto en formas lingüísticas, imágenes artísticas y símbolos místicos… que no puede ver ni conocer nada, sino es con la mediación de este instrumento artificial”.
Para el psicoanálisis francés de J.M. Lacan, el inconciente está estructurado como un lenguaje, con significantes y significados. Cada significante emitido en el discurso, remite a un significado inconciente, con el cual no posee una relación rígida, sino que se dinamiza en una infinita combinatoria, en el discurso, propia de cada sujeto.
El lenguaje no es la simple emisión de sonidos articulados, sino que remiten a un profundo e intrincado proceso psicológico aunando a los mecanismos neurofisiológicos.
El aprendizaje del lenguaje escrito es posterior al hablado y requiere de la adquisición de códigos, de los signos lingüísticos: significantes arbitrarios establecidos mediante una convención sin relación clara ente significado y significante (Saussure).
La representación gráfica del lenguaje pasa por diversas etapas o niveles de conceptualización, hasta llegar a la alfabetización propiamente dicha.
Es indudable que en estos aprendizajes van a influir determinados factores: el bagaje genético-hereditario, los estímulos socio-ambientales y afectivos, el nivel intelectual, el desarrollo de la capacidad de representación y los aprendizajes previos. Estos elementos se entretejen formando una red casual, que favorecerá u obstaculizará la iniciación a la lecto-escritura.